martes, 6 de septiembre de 2011

una vez y tantas otras



Y todas esas veces me imaginé larguísimos diálogos: 
Se supone que no debería extrañarte, 
Se supone bajo las reales reglas reglamentables de mi misma.
Me supongo yo también, que como  tengo esta tendencia masoquista
A querer hacer justo lo que no me hace muy bien entonces...
Entonces me descubro aquí y allá buscando asociarte con muchas cosas...
Y cada vez que tengo el cielo a mi alcance
Busco Marte para quererte un poco más, para imaginarte, para tenerte...
Y como es solo en mi cabeza juego a que vos también estás 
Y que también me pensás... y que también me querés un poquito, 
Y en mi juego egoísta no te pienso pero te pienso 
No te quiero pero te adoro, no me acuerdo pero te sueño, te lloro y te río
Y ya no puedo tomarme un helado sin pensarte, ni escuchar música sin cantarte,
Ni quererte sin querer, ni hablarte sin besarte
Y de golpe me doy cuenta: fracasé en mi absurdo intento de no esperarte,
De no pensarte, de no quererte,
Y me desborda el alma
Y me duermo soñándote
Y me sueño escapando...

un hombre en un sueño


estaba pensando en lo que extraño de vos,
por que te extraño, sí
¿Pero qué es lo que extraño?
pensaba que extraño tu voz, tenías una voz tan dulce...
también extraño tus manos y lo que hacías con ellas,
esa forma tan delicada de darme una caricia
o hacerme el desayuno,
la exactitud de tu mirada cuando te concentras en hacer cosas...
lo infantil de tus actos, tan bonitos como inocentes,
y la sutileza para decir todo, tan honesto...
extraño todo el amor que tenías para dar,
y el brillo de tus ojos, ese, ese es el que mas extraño.

Me hace feliz Marte...


...verlo me reconforta, me conecta con el y ya no estoy sola.
La luna también me hace feliz, me hace creer en la magia, y las jóvenes brujas:
en bailar desnuda al compás de una terraza con aromas a palta y coco.
Después está la cruz del sur, me pone feliz porque me recuerda dónde estoy y que soy parte de algo,
me hace saber que estoy aquí y ahora, que soy yo, que no me perdí.
Necesito de Marte, para acordarme siempre que todavia esta la sonrisa...
por que me da seguirdad, porque donde mire esta ahi, me cuida.
Mas todavía preciso del sol, que me inunda de energía, que ilumina mis dias,
me lleva de nuevo a la infancia, a disfrutarme de niña, a disfrutar de mi niño.
 Esta noche de terraza cubierta por la alfombra mágica vi una estrella fugaz...
y sentí tan profundamente el asombro, la certeza de mi deseo cumpliéndose...
que ahí, en medio de todo ese cielo, deseé algo de verdad, es decir, volví a creer...
De todas las estrellas, planetas y satélites, hay tres que me hacen feliz,
dos que necesito, y una que me devolvió la fe.

Preludio para una Buena Racha



Preveo: que algo está viniendo, vaticino que se avecina, ya intuyo que llega. Ya se me llenan las fibras de algo nuevo, brillante, soleado, apacible, feliz; que me estremecerá por completo, que me hará Ser, una vez más. Seguro es algo  feliz, que fulmina la racha del invierno, la racha del vacío, la Mala Racha. Esa (la Mala) finalmente empieza a ceder, y me da espacio una vez más para sentirme turista de mi vida, protagonista de mi escenario.
Me alisto: me preparo para dejar de hibernar y  me broto por completo de amor. A la mismísima primavera le  voy a pedir prestado los colores y la fe de lo nuevo. Me voy a vestir de vida.
Tal vez sea la Racha Buena, la cálida. El calor me trae de nuevo todas esas sensaciones, las ganas de querer, de querer más que ayer, más que la temporada anterior.
Entonces, espero que comience, que se derrita el hielo que me cubrió durante  la temporada triste. Espero que me pase algo: y no pasa, pero sí pasa, me pasa todos los días. A cada momento descubro como vivir la vida de manera intensa, me la enseñan y me le refriegan, y yo aprendo. Aprendo a disfrutar, a ser auténtica, por sobre todas las cosas auténtica, intensa: tal vez.
Vuelvo a sentir amor por la vida, vuelvo a creer, eso me completa. Vuelvo a sentir que tengo pasión, que vivo la mística, y eso: me llena.
Espero a que llegue decía, ya me siento preparada para recibirla.
¡Qué viva la buena racha que se avecina!
Viva yo que vivo feliz una vez más.
Viva el sol que acompañará mis días (y todo lo que yo irradie cuando comparta esos días)
Viva el nuevo verano que se avecina.
Vivan las risas contagiosas y vivan las carcajadas que se desprenden de las primeras.
Celebro: otra temporada de bailes, música, desafios, palabras y libros. Los colores, las flores, las plantas verdes, las pieles que se descubren (y los tontos que no las aprovechan)
Celebro el calor del cuerpo humano y la pasion que lo acompaña.
Estoy lista:  ¡qué venga no más la Buena Racha!  Acá la espero para disfrutarla como siempre y como nunca, la espero con panderetas y con guirnaldas, la espero bailando y riendo.
¡Qué venga! que tengo ganas de compartirla.